viernes, 17 de diciembre de 2010

quien

Nunca tuve personalidad, la siento una carcaza de ideales y un relleno de rutinas racionalizadas; una ficción para mirar sólo los mismos ojos todos los días en el espejo y para mirar las mismas mejillas, y la misma lengua sin asquearse; una justificación lógica de lo inorgánico de esos mismos intereses todos los días; el centro de gravedad para sostener que en aquellos todas las palabras se llamen de ese y de ese mismo modo; el diagrama de las nauseas y las alergias que comprimen bocas de estómagos, que buscan más y más muletas para los mismos brazos, vivos, que recorren las mismas sábanas, rozando. Y en brazadas ahogada por siquiera una letra buceo solo esas ausencias entre las palabras que siempre hacen que las pupilas oscuras, mis pupilas oscuras, estén bajo algunas otras zonas, bajo otras luces eclipsadas, que descompriman mi aire de acá hasta ahí.

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