Me estiré vulnerada,
queriendo tocarte la mirada
queriendo tocarte la mirada
y tus ojos se desgajaron en mandarinas
se separaban de los sentidos,
se desgajaban sin querer entre mis dedos.
se desgajaban sin querer entre mis dedos.
Y te reíste,
con la mandíbula colgando
con la mandíbula colgando
y salieron sapos
a arcadas
en cada carcajada sorda.
Eso fue lo que pasó
todo lo que pasó.